Entendemos la generosidad como un acto, el acto de dar. Pero en el camino espiritual, dar es el resultado de un estado interno, que es un estado desapegado y consciente de la transitoriedad de las cosas.
El acto de dar, no siempre es un acto generoso, y mucho menos espiritual, porque puede estar teñido de nuestras expectativas y aferramientos.
Es un problema practicar la generosidad desde el dar, cuando no se comprende a la generosidad como un estado del Ser.
El estado de ser generoso, nos llevará a desapegarnos de las cosas, a no sufrir tanto por las perdidas y a tener abundancia en nuestra vida.
Cuando cultivamos este estado en la meditación, el dar se vuelve algo natural. Estamos siempre abiertos y expectantes a la oportunidad en que seamos necesarios o se necesite algo de lo que tenemos, algo que pueda ser útil para alguien más.
Internamente podemos dar muchas cosas. En meditación se trabaja en dar amor, en dar atención, en soltar los apegos y demás.
La meditación en la generosidad produce un cambio profundo en nosotros y nos abre las puertas a la libertad, a vivir sin tanto equipaje.
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