Fe, devoción y humildad: rendirse a la inteligencia que sostiene la vida


La humildad como puerta de entrada

Hablar de fe o devoción no es hablar de creencias ciegas ni de religiones impuestas. Es hablar de humildad.

Para tener fe, primero hay que reconocer que no lo controlamos todo, que por más capaces, inteligentes o disciplinados que seamos, hay algo más grande que nos trasciende.

Cuando vivimos como si todo dependiera únicamente de nosotros, terminamos agotados, ansiosos, rígidos. Creemos que somos “lo top”, los dueños del mundo, y olvidamos que somos parte de un orden más vasto, de una inteligencia que nos habita y nos sostiene.


Una inteligencia presente en todo

Esa inteligencia no es un dios externo que premia o castiga. Es una presencia viva que está en todo: en la naturaleza, en los ciclos, en los procesos, en cada respiración.

Es la fuerza que da orden al caos aparente, la que hace que una semilla sepa transformarse en árbol, o que el cuerpo, sin que lo ordenemos, respire, digiera, cicatrice y haga latir el corazón.

Basta detenernos un instante a observarlo: el cuerpo respira solo, el corazón late sin que intervengamos.

Meditar es precisamente eso: observar con humildad esos fenómenos naturales que ocurren en nosotros y aprender a confiar en esa sabiduría silenciosa que ya está actuando, sin que el ego tenga que dirigirla.

Podemos llamarla energía, consciencia, vida, Tao o simplemente presencia. No tiene nombre porque no lo necesita; no se comprende con la mente, se percibe con el corazón.


Rendirse no es perder

A veces, para aprender, sanar o descansar, necesitamos soltar el control, dejar de pelear con lo que es.

Esa rendición no es debilidad, sino una forma profunda de confianza.

Es permitir que esa inteligencia nos guíe, que actúe a través nuestro.

En el yoga, esta actitud se traduce como Ishvara Pranidhana, una entrega consciente a lo divino, a la vida misma.

Solo cuando soltamos el ego, cuando dejamos de intentar imponer nuestra voluntad sobre todo, podemos sintonizarnos con la energía que sostiene el universo.


La fe como sincronía

Tener fe no es creer en algo lejano; es entrar en sincronía con el presente, con la fuerza que está actuando ahora.

El cuerpo lo sabe, la respiración lo sabe.

El yoga es, en el fondo, un arte de alinearse con esa sabiduría silenciosa que nos atraviesa y nos une a todo lo que existe.

Cuando aprendemos a confiar, a escuchar y a rendirnos con humildad, la práctica deja de ser un esfuerzo personal y se convierte en una danza con la vida.


La fe no es creer en algo fuera de ti, sino rendirte con humildad a la inteligencia que te habita.
El cuerpo respira, el corazón late, la vida actúa.
Meditar es observar y confiar en esa sabiduría que nunca nos abandona.

Suscríbete al próximo post

¡No hacemos spam! Lee nuestra política de privacidad para obtener más información.


Descubre más desde Buddhi Yoga

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Descubre más desde Buddhi Yoga

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo

Descubre más desde Buddhi Yoga

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo